Todo lo que se debe saber lo aprendí en el parvulario
Éste es el título de un libró que leí hace muchos años, sencillo, amable, brillante... Llegó a mis manos de una forma tan casual que ni siquiera recuerdo el autor, sólo el título y lo que decía en la entradilla: que si de adultos hiciéramos lo que nos enseñaron de pequeños el mundo no andaría tan descarriado porque sabríamos recoger lo que tiramos, llevarnos bien con el compañero, pedir perdón, no faltar a los mayores, ayudar a los ancianos a cruzar la calle... si hubiéramos retenido esas grandes lecciones, este mundo estaría mejor cuidado.
Por eso me pareció vital seguir escribiendo cuentos para niños con mensajes de futuro, con el propósito de que no se les olvide con el tiempo e intentando rescatar lo poco de niña que queda en mí, así que perdonadme si los cuentos me salen un poco adultos.
Quiero añadir en mis cuentos las cosas que he aprendido demasiado tarde por si acaso consigo que algún niño se lance a esta vida con la lección aprendida.
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